Decía mi yaya
que poner el pan de espaldas trae la muerte de un niño.
Que las uñas mordidas recrecen para afuera en el ombligo.
Que si comes pollo más de un día a la semana, del talón te nacen espolones.
Que al crío glotón lo lleva el moro.
Que si llenas de risa la boca saldrá seguido el llanto por los ojos.
Que de lo que ponen a la mesa los vecinos no hay que decir ni que saber.
Tuvo hambre mi yaya
cuando hija de la guerra
cuando de la tregua, madre.
Ahora que ya es hueso bajo tierra
pero yo sé que maldice desde el cielo
que le lleven los ángeles pasteles
tan dulces
que se olvide del mal que hace la gana en los refranes.
Del libro Papel de lija (Ed. Tremendes)
Imagen: España, 1940. (TopFoto / Cordon Press)