Curas intensivas


¿A ti se te cura el rastro?

Ya he probado la saliva y ni la mía cicatriza.
Con el olvido no he logrado ser constante.
Mi abuela se llevó a la tumba el alijo de esos besos.
El mar me da miedo donde cubre.
No aguanto al sol más que hasta junio.
Me despierto a gritos del bálsamo de engaño y aun no es de día.
Se me cae el emplasto de rutina antes del sábado.
Cada domingo declamo los prospectos.

Y ahí sigue,
sangrando.