Tacto de menos


Hoy hubo un abrazo. Hizo calor. Hasta las uñas.

Después, ante el torno, con la arcilla gris corriéndome concéntrica, sin irse, por los dedos, ha vuelto el frío. Lo ha traído el aviso fresco del barro llamando al horno que lo endurezca.

Esa temperatura tan rara de la arcilla húmeda contagiando a la piel se parece a la templanza mágica del botijo sobre el agua que encierra.

Desde mañana los dedos se me buscan un tacto quieto, tibio, que fije y seque.