Entretiempo

Duro cuatro temporadas, y en dos estoy viva: en las dos en las que el clima es una incógnita.
Cuando estoy muerta estoy quieta, estoy desnuda y estoy a salvo.
Lo doloroso son esos dos entretiempos de vivir en los que respiro sin saber si el aire será helado o quemará.
La incertidumbre me mete mil prendas en una bolsa siempre a cuestas.
Pesan igual puestas que guardadas.
Me visto y me desvisto para esconder la piel la temperatura no es extrema pero es inesperada.
Tan pon y quita hace unas llagas terribles.
En primavera las tapó la sal del mar, y no llegaron vivas a la muerte del verano.
Pero han vuelto a salirme al caer la piel quemada.
Se han infectado y ahora, al final del otoño, supuran.
Salpican veneno y te entra a ti, que me miras, en los ojos.
A ti que te dejaste tomarnos las mangas y tenernos cerca los zapatos y descalzarnos, te dejo yo solo una maleta junto a la cama de hospital donde te curan y te curas de mi bilis de temporada.
Guárdalo solo, no la abras. No saques ni calcetines, que los doblé con las manos heridas y llevan contagio en los talones.
Cuídate, y se me extrañas, ven a mi tumba en invierno.