A la fuerza

¿Te acuerdas de aquella vez que éramos fuertes?
La olvidamos.
Las ganas de mover el mundo corroyeron los motores.
Son malas, tienen la humedad de la maldad, esas ganas.

Demasiadas veces grasa y electricidad y todas al final óxido y ceros.
Nos hicimos fuertes y luego rotos
y luego fuertes y luego suaves
y ásperos y luego dulces.

¿Y ahora? ¿Y mañana?
A los pies de la tumba todas las potencias.
Por fuera la memoria parada.
En el epitafio: «No supimos ser fuertes, así que seremos el diablo.»