Traigo: vino en el zurrón,
algo de hambre,
casi pocos cigarrillos
y un mal día a cuestas.
Todavía es lunes
y hay gente cantando
–abajo, hondo, al fondo–
deteniendo el trasiego.
Llevo: palmas de manos por los hombros,
serigrafías de cosas y de otros en la retina,
huellas de tierra en los zapatos cómodos, calientes,
pasos sin dar y muchos dados.
Todavía es lunes
y hay gente cantando
–abajo, hondo, al fondo–
más de diez junto a un piano bajo tierra.
Quedan: alegría de dejarse llorar entre semana,
gravedad cero en los brazos,
aspiradores de polvo rutinario,
ganas de cantar.
Todavía es lunes
y hay gente cantando
–abajo, hondo, al fondo–
yo también.
algo de hambre,
casi pocos cigarrillos
y un mal día a cuestas.
Todavía es lunes
y hay gente cantando
–abajo, hondo, al fondo–
deteniendo el trasiego.
Llevo: palmas de manos por los hombros,
serigrafías de cosas y de otros en la retina,
huellas de tierra en los zapatos cómodos, calientes,
pasos sin dar y muchos dados.
Todavía es lunes
y hay gente cantando
–abajo, hondo, al fondo–
más de diez junto a un piano bajo tierra.
Quedan: alegría de dejarse llorar entre semana,
gravedad cero en los brazos,
aspiradores de polvo rutinario,
ganas de cantar.
Todavía es lunes
y hay gente cantando
–abajo, hondo, al fondo–
yo también.