No se han fijado, esos dos periquitos,
en que por las mañanas, desde ayer,
yo también canto.
No mira la luna con ninguna cara
ahora que por fin salgo yo de noche
sin miedo a que me caigan encima las estrellas.
en que por las mañanas, desde ayer,
yo también canto.
Que no se callen ellos,
que sin su trino primero no me alcanza todavía la alegría
para ponerle baile al cuento de lo que te he soñado ayer.
que sin su trino primero no me alcanza todavía la alegría
para ponerle baile al cuento de lo que te he soñado ayer.
No mira la luna con ninguna cara
ahora que por fin salgo yo de noche
sin miedo a que me caigan encima las estrellas.
Ahora que me atrevo como ella,
le rezo que salga entera,
que aun me falta claridad ante el espejo.
que aun me falta claridad ante el espejo.
No ha descubierto la brisa
que en las tardes, me perfumo
y en el aire que rozo envío un mensaje al viento:
que en las tardes, me perfumo
y en el aire que rozo envío un mensaje al viento:
No me beses más salitre,
tráeme del campo naranjos,
y cálame hasta el hueso, que aún es agrio.
que ya tengo primavera entre los dedos,
que yo ya sé cantar al alba,
regar de luz la noche,
saberle dulce al aire
y entre medias
respirar fresco el día.