A Sonia, Joan,
y sus dos pares de ojos, que también saben llorar de alegría
Solo es otoño, amigo mío.
Mira ese brote, sobre la última pestaña,
hoy anticipa el borbotón en las mejillas,
el alud en la garganta,
del desmorone en cada hueso.
Pero mañana,
fíjate mañana en ese yema, regada y fresca:
anuncia sonrisa en los ojos,
en esos tuyos que conoces y conozco,
que han jugado tanto al pilla pilla,
y que mañana, al alba, tendrán luz,
y esta vez será sincera.
hoy anticipa el borbotón en las mejillas,
el alud en la garganta,
del desmorone en cada hueso.
Pero mañana,
fíjate mañana en ese yema, regada y fresca:
anuncia sonrisa en los ojos,
en esos tuyos que conoces y conozco,
que han jugado tanto al pilla pilla,
y que mañana, al alba, tendrán luz,
y esta vez será sincera.
Mira esa sombra tuya, qué quieta está, parece muerta,
solo hace que alargarse en días cortos que se te hacen eternos,
y en las horas sin cielo, encerrado en un cuarto menguante,
te deja de pisar los pies para pisarte entero.
Pero mañana,
mira mañana esa retrato tuyo que te sigue,
será ligero, vibrará a tu ritmo y saltará contigo por encima de todos los charcos,
y si se hace de noche en tu alcoba,
desaparecerá tras la puerta para dejarte a solas con los besos de Morfeo.
Solo es otoño, amigo mío.
solo hace que alargarse en días cortos que se te hacen eternos,
y en las horas sin cielo, encerrado en un cuarto menguante,
te deja de pisar los pies para pisarte entero.
Pero mañana,
mira mañana esa retrato tuyo que te sigue,
será ligero, vibrará a tu ritmo y saltará contigo por encima de todos los charcos,
y si se hace de noche en tu alcoba,
desaparecerá tras la puerta para dejarte a solas con los besos de Morfeo.
Solo es otoño, amigo mío.
Mírame a mí, si hoy no quieres verte,
estaré justo enfrente,
pegada a tu horizonte
cuando levantes la barbilla,
para callar contigo, gritar por ti, bailar tu risa, tu llanto,
o tu sombra,
tachar a filo los días que no quieras robar al calendario
y esperarte a la vuelta de ese marzo
que tú sabes que llevan puesto todos los años.
estaré justo enfrente,
pegada a tu horizonte
cuando levantes la barbilla,
para callar contigo, gritar por ti, bailar tu risa, tu llanto,
o tu sombra,
tachar a filo los días que no quieras robar al calendario
y esperarte a la vuelta de ese marzo
que tú sabes que llevan puesto todos los años.
Solo es el otoño, amigo mío.
Respira breve, pisa las hojas y hazlas crujir,
cierra las ventanas al ocaso y ventila al alba solo un rato,
abrígate con estos brazos míos de bufanda
y saca del bolsillo los kilos de paciencia y de coraje
que sabes que guardabas para invierno,
porque no estarás solo ateando el fuego cuando arrase el frío.
De la mano, me llevarás a ver el campo en lo que tardan en pasar dos estaciones,
El tren en el que viajas te traerá risa de vuelta en primavera,
y serás tú quien me enseñe a ver los brotes, a recortar la sombra,
en cada abril de viento esperanzado.
Respira breve, pisa las hojas y hazlas crujir,
cierra las ventanas al ocaso y ventila al alba solo un rato,
abrígate con estos brazos míos de bufanda
y saca del bolsillo los kilos de paciencia y de coraje
que sabes que guardabas para invierno,
porque no estarás solo ateando el fuego cuando arrase el frío.
De la mano, me llevarás a ver el campo en lo que tardan en pasar dos estaciones,
El tren en el que viajas te traerá risa de vuelta en primavera,
y serás tú quien me enseñe a ver los brotes, a recortar la sombra,
en cada abril de viento esperanzado.