El pueblo ha hablado

Alzan las manos y gritan.
Acompasados.
Unísonos.
Y desde el aire son una serpiente.

Pero dura apenas un instante.
Luego hablan cada uno con su voz
y se derraman las escamas sobre un mar de Babel.

Se saben solos incluso cuando su grito es uno.

Solos llegaron,
de uno en uno,
y solos volverán.

Porque juntos y acompasados
levantaron una voz para defender,
cada uno,
su sitio.