Como en la canción de las tibias cruzadas,
la antigua jovencita se contempla, con los ojos cerrados, en otras vidas.
Huyendo de la conciencia de despertar decide (conscientemente) ser desidia.
Por conocida, por dolorosa.
Se va a quedar quieta un tiempo más.
Oníricamente horizontal
hasta que los viejos huesos se alíen con los desvencijados nervios.
Solo atormentada por saber,
aunque lejos,
que más pronto que tarde la luz y el sonido que vienen de fuera vencerán.
Le va a saber a poco (cada vez a menos)
la catarsis de las drogas blandas de botiquín y bodega.
la antigua jovencita se contempla, con los ojos cerrados, en otras vidas.
Huyendo de la conciencia de despertar decide (conscientemente) ser desidia.
Por conocida, por dolorosa.
Se va a quedar quieta un tiempo más.
Oníricamente horizontal
hasta que los viejos huesos se alíen con los desvencijados nervios.
Solo atormentada por saber,
aunque lejos,
que más pronto que tarde la luz y el sonido que vienen de fuera vencerán.
Le va a saber a poco (cada vez a menos)
la catarsis de las drogas blandas de botiquín y bodega.