Última mano

Polvo en la lámpara baja.
Vómito de sal pegado en las pupilas.
Vago recuerdo de una amnesia buscada.
Hormigas aplastadas en las suelas.
Uno, dos, trescientos besos muertos en el fondo de un vaso vacío.

Y venís con esmoquin a decirme que sonría al prestamista.
Que pida dos en la segunda mano.
O que no vaya.
Que me limpie los zapatos.
Que descarte pedir otra y brindar a mi salud.

Soys eco.

Vine a perder, ya os lo dije.
A jugar sin destapar.
Abrid vosotros, valientes, que apostáis para ganar.