yo me lo guiso

¿Para qué ir por la ruta del daño por sorpresa? ¿Para qué borrar el recuerdo digerido de las risas ilusionadas, o ilusionistas? ¿Qué necesidad de añadir un último plato de alcaparras y anchoas atragantadas? No es ir a perder, es ir a jugarse la compostura, la postura y la pose. A dejar el orgullo en la salida y soportar el mazazo en la meta con las piernas agarrotadas por el peso del esfuerzo contenido. Sabes que cuando tengo seguro que pierdo no me da miedo la pájara. Disfruto en la carrera. Y cuento las derrotas en mi casa, con la persiana bajada. Y me río de mi ausencia de victorias con el chiste de "yo me lo busqué". Pero en esta carrera la meta ya está cruzada hace tiempo, y cada uno hizo su marca. A la rúbrica de un final triste y equivocado, pero escogido ¿quieres que ahora le ponga encima un listón de llegada nuevo, uno que además sólo puedo cruzar con una bocanada de aire renovado, a punto para recibir el pinchazo en los pulmones limpios? Ay, amiga, eso os lo dejo a los valientes. Yo cruzo la meta gritando que nunca corro para ganar. A mí dame mi último puesto escogido, mi certeza de decepción desde la salida; mi plato sin sal. Yo las alcaparras y las anchoas las quito antes de sentarme a la mesa para dos. A la boca lo dulce, y, si no, hambre. Y si tiene que parecer que me la juego pido sólo jalapeños, que esa digestión me la conozco. Ardiéndome la boca, puedo pedir sonriente otro plato de lo mismo, dejar propina, y despedirme con un hasta luego.