Ya lo sé, sólo hay desierto
y más desierto
y más desierto
y más desierto
Y sin embargo, mientras la sed me consume, aún me gusta disfrutar de la paradoja de saberme ilusa. Felizmente triste, tristemente feliz.
Entorno los ojos y ahí está mi oasis.
Agua y sombra que no he de tomar nunca.
Un día soñé despierta con ellas, y al día siguiente las cambié en trueque por recuerdos inventados.